Envejecientes

A sus 74 años, Juan Rivera —nombre ficticio— padecía problemas de circulación, por lo que fue llevado al hospital donde quedó abandonado una vez dado el alta, y a la espera de ser relocalizado en un hogar de cuidado. Ningún familiar lo reclamó.

Dos semanas después de su muerte, el Departamento de la Familia se comunicó con la institución hospitalaria para informar la disponibilidad de una vivienda para el septuagenario.

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