Silencios inexplicables
La Policía y la Fiscalía de Santiago están actuando con mucho desdén ante las solicitudes de información de los periodistas sobre crímenes y sucesos que han conmovido a esa ciudad.
“Estamos investigando” es la común y lacónica respuesta que suelen dar a la prensa cuando gestionan información oportuna y puntual de tales episodios.
Pero mientras están “investigando”, la opinión pública queda a merced de las versiones oficiosas que se difunden y que adquieren la categoría de creíbles o verídicas mientras las autoridades se guardan los hallazgos de sus pesquisas.
No hay maneras, entonces, de someter a una prueba de verdad esas versiones si no han sido avaladas o negadas por las autoridades, porque persisten en sus evasivas y negación a ofrecerlas.
Una cosa cierta es que todavía la opinión pública no conoce de identidades o arrestos de los culpables de algunos crímenes atroces, dando la sensación de que los “investigadores” no han dado pie con bolas en su trabajo.
Probablemente la imposibilidad de llegar hasta los homicidas y sicarios, identificarlos, apresarlos y juzgarlos, es lo que da lugar a estos silencios inexplicables.
De lo contrario, si la acción de búsqueda y castigo hubiese sido positiva, ya era tiempo de que lo informaran.
Mientras prevalezca este desierto informativo, la sociedad podrá pensar con toda razón que la criminalidad tiene luz verde para operar con impunidad, ya que en Santiago nadie los apresa ni los enjuicia.
Es una lástima que en un momento en que la Sociedad Interamericana de Prensa certifica el amplio clima de libertad de prensa, expresión e información pública del país, todavía haya autoridades contradiciendo con sus desdenes y silencios esta esplendente realidad.