Bajo asedio y chantaje

Los “limpiavidrios” callejeros se han convertido en una peligrosa plaga de asedio y chantaje contra los automovilistas.

No se explica cómo se sigue permitiendo que individuos con actitudes intimidantes lancen trapos mojados sobre los cristales de los vehículos, sin el consentimiento de los conductores.

Y, aparte de ese atrevimiento, golpean las puertas y exigen al conductor que baje las ventanas para que les den dinero, como si se tratara de un cobro compulsivo.

De noche, en muchas esquinas, operan grupos de “limpiavidrios”, pedigüeños o venduteros, entre ellos haitianos, que asedian a los ciudadanos para que les compren o les den algo.

Y con mucha frecuencia llegan a los extremos de insultar y hasta agredir a los conductores que rechazan sus chantajes.

Las mujeres son más susceptibles de ser víctimas de estos asedios y, si se descuidan y bajan las ventanillas de sus vehículos, con frecuencia pierden sus carteras.

La autoridad tiene que acabar con esta situación que, en tiempos de inseguridad ciudadana, añaden más temor e inquietudes a quienes se desplazan por nuestras vías.

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