Un medio estadounidense develó lo que aquí casi todo el mundo suponía: el Gobierno de Estados Unidos busca que un tercer país cargue con la inmigración haitiana desbordada por la crisis que vive Haití.

El mismo día que NBC publicaba ese reporte, la Embajada de Estados Unidos en República Dominicana divulgaba un comunicado suscrito por el Departamento de Estado, pero generado aquí, en el que deja plasmado una de las tantas infamias que se ha hurgado para obligar a República Dominicana a cargar con el problema haitiano.

Dice el comunicado que en los aeropuertos dominicanos se maltrata a los viajeros norteamericanos negros. Más adelante afirma que eso ocurre porque se cree que pueden ser haitianos. Quien redactó ese mamotreto parte del supuesto de que las autoridades dominicanas han de sospechar que haitianos van a Estados Unidos, alteran pasaportes norteamericanos para desde Estados Unidos venir ilegalmente a República Dominicana por la vía aérea.
Un absurdo mayúsculo.

Pero ese comunicado también se produce días después de que el representante de la ACNUR pidiera que República Dominicana suspendiera las repatriaciones de haitianos en medio de una oleada migratoria fruto de la violencia provocada por pandillas que han logrado dotarse de armamento sofisticado comprados en Estados Unidos.

Por más firme que sea la posición del Gobierno dominicano, Estados Unidos tiene las formas de doblegarlo.
En el camino puede desacreditar a las autoridades, boicotear el turismo, crear inestabilidad interna y desacreditar al país.

No han sido ni es la primera vez que diferentes administraciones (casualmente demócratas todas) han presionado a República Dominicana para que pongan en su territorio campos de refugiados haitianos.
Siempre han preferido que vengan a República Dominicana.

Se producirán otras presiones, algunas de ellas indirectas.
Otras ejecutadas por sus sonajeros locales.
Al menos ya quedan pocas dudas de cuáles son sus intenciones y sus consideraciones para con la República Dominicana.